hay palabras que salen, de la nada, para juntarse, transformarse, e ir dando forma a esa red personal que uno va llenando de conversaciones, de días, de pasos. hay otras que caen en una red más grande y se hacen un poco de todos.
A ella le gustaban los maduritos
seguros de sí mismos. A él, las jóvenes con cara de inocentes. Y con esa idea
del otro convivieron varios años. Hasta el día en que ella le propuso probar un
intercambio de parejas, y él se negó.